La representación femenina en Cumpleaños de Carlos Fuentes

Laura Sesana

La representación femenina en Cumpleaños de Carlos Fuentes

 

2004

En su libro The Archetypes of Carlos Fuentes, Gloria Durán afirma que “Fuentes ha venido a tener desconfianza de la historia como herramienta para entender al hombre[1]” (22).  Por esto, continúa Durán, Fuentes ha tratado de construir para sí y para su país una historia mítica (22-23).  Fuentes reconoce las relaciones de poder inherentes en las versiones oficiales de la historia  y en Cumpleañosquiere crear una visión diferente de la historia de la humanidad.  Sin embargo, al deshacerse de ciertos discursos de poder en cuanto al hombre latinoamericano y las creencias de la iglesia católica, los discursos de poder relacionados con el rol tradicional de la mujer siguen siendo evidentes en la obra de Fuentes, por lo menos a primera vista.

Muchos saltarían a pensar que como hombre mexicano, Fuentes simplemente cree en y quiere reflejar las ideas misóginas de la sociedad patriarcal.  Sin embargo, Cumpleaños también se puede ver como una denuncia contra la posición de la mujer en la historia y en la actualidad y quiere crear para ella una esencia diferente.  La figura de Nuncia en especial apunta a una nueva forma de interpretar y representar a la mujer.  Basándose en las teorías de Gloria Durán, se puede ver a Nuncia como una Virgen Gnóstica y la figura de Persephone (Kore)-Demeter que cambian las ideas tradicionales del hombre como centro del universo y derrumban la lógica de las parejas binarias[2] sobre la cual se definen los géneros sexuales.  En línea con muchas de las escritoras femeninas latinoamericanas, Fuentes trata de describir a Nuncia desde un espacio nuevo y diferente donde se cuestionan las percepciones de la sociedad falocéntrica.

Michel Foucault (1926-1984) estudió la relación del poder y el conocimiento en su obraPower/Knowledge.  Para Foucault, el poder no es algo estático, ni es una posesión, sino es algo que se ejerce en determinado tiempo y en determinado momento y que forma parte de una cadena que entrelaza el poder y el conocimiento.  Según Foucault, el conocimiento funciona para dar legitimidad al poder de un grupo durante una época.  Lo que se denomina en un momento de la historia como la “verdad” es el producto de relaciones de poder que favorecen a un grupo sobre otro. Sara Castro-Klarén define los “conocimientos subyugados” de los que habla Foucault como aquellos conocimientos que son silenciados y descartados por otros discursos más fuertes (38).  Por otra parte, los discursos predominantes se convierten en el epísteme de la época (Apigananesi & Garrat 82).

En Cumpleaños, al presentar cierta visión del mundo, de los hombres y de las mujeres (el epísteme de la sociedad patriarcal), Fuentes también presenta los “conocimientos subyugados” y los conflictos debajo de este epísteme.  A partir de la representación femenina en la novela, se puede hacer una lectura que identifica “la opresión sexista en la sociedad patriarcal” (Castro-Klarén 27) y los discursos de poder sobre los cuales se basa esta opresión.

Uno de los discursos básicos, según muchas críticas feministas como Julia Kristeva, que utiliza el hombre para oprimir a la mujer es el de la oposición inherente en la pareja binaria hombre/mujer(Urioste). Bajo la lógica de esta pareja binaria, la mujer es definida como “lo que no es hombre” y alrededor de esta pareja binaria se ha derivado otras parejas binarias relacionadas: escritura masculina/ escritura femenina, lógica/ irracionalidad, sujeto/ objeto (Castro Klarén 36).  Lo que oponen muchas críticas feministas es que esta estructura binaria obliga a definir a la mujer bajo términos subyugados y carentes.  Bajo estos términos, la mujer siempre se va a definir como lo falto en relación con el hombre (Castro-Klarén 40).  Según Castro Klarén

Si la ideología patrista se funda en la presencia / ausencia del sexo para negarle a la mujer un lugar en el círculo del poder, esa misma ideología, desplazando la mirada de la zona genital a la jaula de los sentidos, es capaz de encontrar rasgos faciales y mejor aún la ausencia / presencia de la razón como índice de la inclusión o exclusión del poder (40).

En otras palabras, la mujer ha sido excluida del poder porque se ha considerado mentalmente inferior al hombre y esta inferioridad nace en parte de la pareja binaria hombre/ mujer. 

Esta interpretación de la naturaleza de los géneros hombre/mujer recibe un refuerzo en la primera parte del siglo XX con las ideas de Sigmund Freud.  Muchas críticas feministas presentan la falta de entendimiento del sujeto femenino en las teorías de Freud, incluyendo a Judith Van Herick, según Castro-Klarén (29).  Para Freud, según  Castro-Klarén  y Van Herick, el desarrollo psicológico de la mujer no es tan completo como el del hombre porque la mujer no tiene que renunciar su deseo ante la figura paterna y por ende no adquiere un principio de realidad como lo adquiere el hombre (Castro-Klarén 29).  Para Freud, la mujer embrolla el proceso de maduración y por esto representa el súper-ego débil

Por eso [la mujer] posee un pobre desarrollo del sentido de la moralidad, está investida de un intelecto restringido y está en oposición al avance de la cultura […] Los hombres, al contrario, dan el difícil paso más allá de la ilusión y llegan a crear la ciencia […] Para Freud la feminidad, es entonces más bien una desviación de lo universal y normativo…representa las tentaciones sensuales fuera del ámbito de la razón, de la realidad y de la cultura, y fuera del ideal humano.  La masculinidad se adquiere rechazando lo femenino (Castro-Klarén 29).

Freud refuerza la antigua práctica de reducir a la mujer al estatus del animal y no otorgarle los derechos que tienen los hombres por el hecho de que se considere inferior y opuesta.

Al leer la novela desde un punto de vista de relaciones de poder latentes bajo el discurso predominante de una época y en especial la función que ejerce la pareja binaria hombre/mujer, se pueden hacer varias observaciones acerca de Cumpleaños. La mayoría de la novela es narrada desde el punto de vista de George,  y no desde el punto de vista de ninguna de las mujeres[3].  En la novela, como en la tradición, la mujer ha sido depravada de voz y excluida del poder.  La mujer es una posesión que no tiene derecho de expresión u opinión.  Sin embargo, en la novela también se puede ver una nueva forma de representar a la mujer.

Las mujeres de la novela representan  lo indeseable, lo inferior, lo desprovisto y por consiguiente, lo silenciado.  Según Josefina Ludmer en su ensayo “Tretas del débil,” a través de la historia y por medio de la mitología y la lengua, “tocó a la mujer dolor y pasión contra razón, concreto contra abstracto, adentro contra mundo” (47).  Al representar a los personajes femeninos de una forma particular, Fuentes articula la posición de la mujer en la sociedad como “lo que no es hombre” y los discursos que apoyan esta posición oprimida y carente, en especial la oposición hombre/mujer.  En la novela, Fuentes muestra varios discursos de poder que han mantenido a la mujer en una posición oprimida, especialmente en las figuras de la mujer del principio y Emily.  Luego, con el personaje de Nuncia, Fuentes rompe con la dicotomía hombre/mujer y muestra a la mujer desde un punto diferente al de ser considerada como el opuesto del hombre.

Han sido muchos los discursos que han mantenido a la mujer fuera del poder.  Uno de los más antiguos y eficaces ha sido el discurso que sitúa a la mujer en una posición intelectualmente inferior a la del hombre y por ende no merece los mismos derechos.  Junto con este discurso están el del mito del “hada del hogar,”  la maternidad y la brujería.  Como se demostrará, en Cumpleaños, Fuentes ejemplifica estos cuatro discursos en las figuras femeninas de la novela[4].

El primer personaje femenino que presenta la obra no tiene nombre.  El lector luego la identifica como la mujer del pueblo sobre la cual experimenta Siger de Brabante cerca de 1270 AD.  Siger le cuenta a George que él la había mandado a traer del pueblo cercano a su lugar de exilio en Dalmacia.  La había violado, había experimentado sobre ella mezclando su semen con el de animales salvajes y domésticos y la había dejado en manos de su sirviente.  Al quedar embarazada, según Siger, “había obtenido mi [de Siger] inserción en el inmortal intelecto común de los hombres” (102); a través de esta concepción, Siger consigue la reencarnación.

La novela abre con la presentación de un viejo sentado en el centro de una habitación y una mujer sentada en un rincón.  El hombre, como eje del mundo, de la religión y de la historia ocupa el centro de la vivienda, sentado en una silla, absorto en pensamiento.  Por otro lado está la mujer, marginada, silenciada, sentada en el suelo en un rincón del cuarto, aparentemente loca.  Esta corta escena ejemplifica como tradicionalmente, el hombre ha sido caracterizado por la lógica y la mujer por el histerismo y la irracionalidad.

La mujer se ha mantenido en un lugar subordinado por la idea de que es mentalmente inferior al hombre.  En la novela, mientras que el hombre parece absorto en el pensamiento, la mujer “juguetea estúpidamente con sus faldones” (Fuentes 9).  En la novela, como a través de la historia, Fuentes le ha asignado a la mujer el papel marginal, silenciado, de la irracionalidad y la locura.  Por otro lado, le ha asignado al viejo el papel central, racional y lógico.  Basándose en las ideas de la oposiciónhombre/mujer, la idea de que la mujer no posee el mismo intelecto que el hombre y la noción de que la mujer es más propensa a la locura, la mujer ha sido objetivizada[5] y se le han negado los derechos básicos que se le han otorgado al hombre.

En la segunda sección corta de la novela, Fuentes presenta a Emily, la esposa de George.  Viven en Londres en el tiempo presente. Como la mujer del principio, este segundo personaje femenino se presenta brevemente.  Emily representa los discursos masculinos modernos acerca de la mujer. Ella ejemplifica el ama de casa que se preocupa por las cuestiones familiares, mientras que a George, como el hombre de la casa que pasa todo su tiempo trabajando, le es permitido olvidar el cumpleaños de su único hijo.   Emily representa el “hada del hogar” de Virginia Woolf

es extremadamente comprensiva, tienen un encanto inmenso y carece del menor egoísmo. Descuella en las artes difíciles de la vida familiar.  Se sacrifica cotidianamente.  Si hay pollo para la comida, ella se sirve el muslo.  Se instala en el sitio preciso donde atraviesa una corriente de aire.  En una palabra, esta constituida de tal manera que no tienen nunca un pensamiento o un deseo propio sino que prefiere ceder a los pensamientos y deseos de los demás.  Y, sobre todo- ¿es indispensable decirlo?- el hada del hogar es pura.  Su pureza es considerada como su más alto mérito, sus rubores como su mayor gracia (de Castellanos 14).

Para George, Emily parece ser un objeto, algo que mantiene su casa y le propicia y cuida de sus hijos.  Como hada del hogar, Emily no tiene derecho a pensar, evidenciado por la contestación que le da George cuando ella le habla de su trabajo. Emily, en los ojos de George es frívola y nació “para dar fiestas” (Fuentes 11).  Para George, Emily tiene derecho a cuidar de su casa y de su hijo, pero no tiene derecho a opinar acerca de su trabajo.  En esta escena se puede percibir otro de los discursos patriarcales que mantienen a la mujer fuera de la vida económica y política.  La mujer, cuando no es la loca o la bruja, es vacía e ignorante y su puesto es dentro de la casa.

Nuncia es presentada en el resto de la novela y es quizás la figura femenina más interesante y revolucionaria.  En la novela, Nuncia es la representación de la esencia de todas las otras mujeres en la historia.  Nuncia es la Virgen María, la mujer del pueblo, Emily y todas las otras mujeres que renacen para permitir la reencarnación de Siger.  Nuncia cambia con las estaciones y su vestido cambia de acuerdo con su función vis à vis el doble y las tres etapas tradicionalmente asignadas a la vida de la mujer, “la gestación, el servicio y el luto” (Fuentes 18).  Es completamente dominada por el niño, utilizada como objeto sexual por el doble y humillada por el viejo.  Hay varias alusiones a que Nuncia es alguna clase de bruja que utiliza a los animales que aparecen en las jaulas del cuarto del niño.  No obstante, por medio de Nuncia, Fuentes trata de reivindicar a la mujer y darle un nuevo significado a su rol en la creación.  La representación de esta mujer en la novela, si se interpreta como sugiere Durán, presenta una nueva forma de hablar de la importancia de la mujer en la sociedad, en la religión y en la forma que se representa en la literatura, decontruyendo[6] la pareja de opuestos hombre/mujer.

Sin embargo, en el personaje de Nuncia también se pueden ver ejemplificados algunos de los discursos de poder basados en la oposición hombre/mujer que han mantenido a la mujer en un lugar oprimido.  En este caso, la maternidad y las acusaciones de brujería.  Como lo dice George en la novela, la gestación o maternidad es una de las funciones tradicionales de la mujer.  Cuando llega el doble- la representación madura de Siger- Nuncia cambia su vestido negro de luto a uno de tafetán rojo “El vestido daba a Nuncia un aira regio y embarazado” (Fuentes 64).   Para Siger e incluso para Nuncia misma, ella es simplemente un vehículo para lograr la reencarnación de Siger, una herramienta de reproducción.

El hecho de que Nuncia de a luz a Siger una y otra vez alude al tema de la maternidad.  La maternidad es algo que se ha considerado algo venerable y venerado desde tiempos inmemorables.  Sin embargo, Según Castellanos y muchas otras críticas feministas, “la preñez es una enfermedad cuyo desenlace es siempre catastrófico para quien la padece” (17).  Castellanos identifica la maternidad como uno de los elementos que utiliza el hombre para controlar a la mujer.  Nuncia, como la figura materna, está allí para servir y cuidar de Siger en todas sus formas (el niño, el doble, el viejo).  El niño se comporta despóticamente y le exige su sumisión “-Es tu deber, Nuncia.  Todo lo que hagas es poco.  Aunque te maldiga, te azote, te abandone, te desconozca.  Tu deber es cargar conmigo.  Si no, lo pagarás caro en esta vida o en la otra.  Tu obligación es mimarme mucho, mucho, mucho… (Fuentes 41).”  Lo que le dice el niño a Nuncia se puede aplicar a las expectativas que tiene la sociedad acerca de la maternidad.  La madre siempre se debe sacrificar a favor de sus hijos.

Por otra parte, el uso del personaje de la bruja es común en Fuentes.  En la novela hay varias alusiones a que Nuncia es una especie de bruja.  También la mujer del principio juega con una baraja, relacionándola con los poderes ocultos.  Según el niño, Nuncia sale al jardín en la noche y “hace cosas horribles” con los animales de las jaulas.  En otro momento, George nota que “esa oscuridad era la aliada de Nuncia … ella la convocaba para que el niño dejase de mirarme” (Fuentes 23).  Por otra parte, Nuncia siempre está acompañada del gato, un “familiar” relacionado con las brujas (Durán 132).

Según Gloria Durán, el arquetipo de la bruja es uno recurrente en la obra de Fuentes (24).  La relación de la mujer con la bruja ejemplifica otro discurso de poder masculino.  Acusar a una mujer de brujería es otra forma de excluirla del ejercicio del poder[7].  Sin embargo, es precisamente en la figura de la bruja y su representación de Nuncia donde Fuentes hace algo revolucionario y diferente.  Gloria Durán se pregunta exactamente que clase de bruja es Nuncia (133)  y al intentar contestar esta pregunta revela aspectos muy importantes acerca de este personaje y la estructura de la novela.  Según Durán, Nuncia se puede interpretar como la Virgen Gnóstica y Kore-Demeter; visiones que redefinen la figura de la mujer.

A pesar de pertenecer al sexo masculino, Carlos Fuentes representa a la mujer de una forma diferente e interesante, alejándose de la dicotomía hombre/mujer y alejándose de la idea de que la mujer es carente respecto al hombre.  Por medio de las figuras de la Virgen Gnóstica  y Kore- Demeter, Fuentes redefine la posición de la mujer en la sociedad.  En su estudio, Durán analiza las reclamaciones de Nuncia al decir que ella es la Virgen María.  Al perder su virginidad con el mercader chino, Nuncia se rebela ante lo diabólico que lleva dentro, una visión muy diferente a la visión ortodoxa de la Madre de Dios (133).  Para Durán, Nuncia es una Virgen Gnóstica, Sophia[8], que posee la sabiduría para cuestionar el papel del Dios católico (134).  Nuncia cuestiona así a la religión católica y lo preceptos que la han relegado, como mujer, a una posición subordinada dentro de la jerarquía de una religión masculina.

En el personaje de Nuncia, atada a esta figura de la Virgen Gnóstica, según Duran, está atada la figura de Kore- Demeter[9].  Para Durán, en la primera parte de la novela Nuncia personifica a Kore, una mujer secuestrada por el dios de la muerte, condenada a pasar parte del año en su reino (138), representado por la casa donde despierta George.  En la primavera, Nuncia emerge de la oscuridad y se entrega al amor y a la naturaleza (Durán 138).  En el Golfo de México, Nuncia ejemplifica a Demeter, la mujer violada que no entiende su situación y se rebela ante la injusticia para luego recibir todo lo que ama de regreso

Y esto le sucede a Nuncia, violada por el Espíritu Santo, buscando entender por medio del mercader chino, quejándose fuertemente ante la dispersión de Dios en el universo, lamentando ser el instrumento del mal, pero recibiendo todo de vuelta, con amor, dando a luz otra vez a sí misma y a su amante[10] (Durán 139).

Al presentar a Nuncia como Demeter, Fuentes la presenta formando una unidad con George, mostrándole y haciéndole sentir que es ser una mujer.  George se siente Nuncia.  El hombre se mete dentro del cuerpo y la mente de la mujer y cruza al otro lado del espejo[11] que es la pareja binariahombre/mujer.  Y contrario a lo que implica este sistema binario, en el cuerpo de Nuncia George no tiene ninguna carencia.  En cambio, se siente completo y es el único momento en el que se siente cabal y en paz.

Al caracterizar a Nuncia como Sophia y Kore- Demeter, Fuentes logra dos fines “feministas[12]”: 1) con la figura de Sophia (junto con la caracterización negativa de Jesús como impostor) Fuentes ayuda a destruir la idea de Dios como “patriarcado” (Hoeller) y ha situado a la mujer dentro del círculo de los dioses.  2) El autor hace lo mismo al relacionar a Nuncia con la figura de Kore- Demeter, pero con esta figura va un paso más adelante y deconstruye[13] la dicotomía hombre/mujer.  Esta deconstrucción se da porque cuando George entra en el cuerpo y la conciencia de Nuncia y como mujer no siente carencia alguna sino una plenitud que nunca había sentido, las implicaciones de carencia y negatividad se anulan, desautorizando la oposición hombre/mujer. 

            Cumpleaños es una novela complicada, fragmentada y fascinante.  Está abierta a un sinnúmero de interpretaciones.  Uno de los elementos más interesantes de la novela es la representación femenina.  En las figuras de la mujer del principio y Emily, Fuentes presenta los discursos dominantes que contribuyen a las percepciones de la mujer.  Uno de estos discursos es la dicotomía hombre/mujerque le da privilegio al hombre sobre la mujer.  En las mujeres de la obra se puede ver como esta dicotomía ha creado otros discursos de poder que han mantenido a la mujer en una posición oprimida, entre ellos el de su inferioridad intelectual, el mito del “hada del hogar” y el de la maternidad, junto con las acusaciones de brujería.  Por otro lado, con el personaje de Nuncia como representación de la Virgen Gnóstica y Kore- Demeter, Fuentes desestabiliza el fundamento de la dicotomía hombre/mujer, definiendo a la mujer desde una perspectiva nueva y diferente.
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[1] la traducción es mía.

[2] Teoría de la metafísica y el lenguaje donde el universo está creado a base de oposiciones binarias bajo la cual el primer término es privilegiado sobre el segundo (Collins & Mayblin 46).

[3] Cuando Nuncia trata de contar su historia es rápidamente silenciada por el niño y por el viejo. Tanto el niño como el viejo descartan lo que dice “-Está loca- me dijo con un gesto de desprecio el niño-. Cuenta leyendas ajenas” (Fuentes 54).

[4] Existen muchos otros discursos que se representan en la novela aparte de los presentados en este ensayo.  Aquellos que se consideran de especial importancia se incluirán como notas de pie de página.

[5] Esta objetivización es evidente en la forma en la que habla Siger acerca de la mujer del pueblo “Hice traer a una mujer del pueblo a mi casa.  La sometí a mi propia y escasa lujuria.  Intenté todas las combinaciones.  La obligué a buscar cópula bestial en los montes” (Fuentes 102).  La mujer del pueblo es considerada como un objeto de propiedad y de cambio.  Siger simplemente “hace traer” a una mujer como si fuera comida, un libro o un mueble.  La mujer es forzada a cometer actos sexuales no sólo con Siger y su criado, sino con toda clase de animales.  Para Siger esta mujer no es más que un objeto sexual y un instrumento de investigación.  La mujer se convierte en la vía por medio de la cual Siger logra la vida eterna.  Esta objetivización de la mujer forma parte del discurso patriarcal tradicional que ve a la mujer como elemento de propiedad.  Para Siger, como para la mayoría de la sociedad de su época (s. XIII), la mujer no posee el mismo intelecto que el hombre y por ende no es merecedora de autonomía, dignidad o respeto.

[6] Críticas como Julia Kristeva parten de las teorías de deconstrucción de Jaques Derrida para oponerse a la dicotomía hombre/mujer  (Urioste).

[7]Las mujeres curanderas, brujas existen desde antes del tiempo de Hammurabi en 1800 BC.  Bajo las leyes de Hammurabi, a las brujas se les ponía a la prueba del agua.  Las mujeres eran más propensas a ser acusadas de ser brujas porque su rol inferior en la sociedad las definía estrechamente, y cualquier acción que tomaran fuera de los roles de la mujer eran sospechosos (Rowland).  Luego, en la edad media, los sacerdotes cristianos empezaron la persecución de las brujas pues ellas competían con sus funciones de “curación e inspiración” (Martín-Cano).  La cacería de brujas entre 1450 y 1750 perseguía a aquellos que pertenecían a religiones paganas, especialmente las mujeres.  Las acusaciones de brujería has sido utilizadas desde hace miles de años para subyugar y silenciar a la mujer.

 

[8] En el Gnosticismo, Sophia es la madre de todas las criaturas del cielo y la tierra (Courtis).  El Gnosticismo es un movimiento filosófico y religioso que empieza en los tiempos pre-cristianos. Era un movimiento tolerante que no discriminaba contra las mujeres y creía que la salvación se alcanzaba a través del conocimiento.  Fue casi completamente erradicado en el siglo V (Religioustolerance.org).

[9]  Kore o Persephone es la hija ilícita que nace luego de que Zeus viola a Demeter, diosa de la naturaleza.  Kore es secuestrada por Hades, dios del reino de la muerte, quien se enamora de la muchacha.  Al saber del robo de su hija, Demeter no deja que caiga la lluvia o que salga el sol y los árboles dejan de florecer.  Los dioses de Olimpo se preocupan por los problemas que está causando este primer invierno en la tierra y ordenan el regreso de Kore a su madre.  Sin embargo, antes de salir del reino de la muerte Hades hace que Kore coma cuatro semillas de granada, obligándola a regresar a su imperio subterráneo por cuatro meses cada año.  Caundo Kore regresa a su madre, Demeter deja que caigan las lluvias y los árboles florezcan, produciendo la primavera y el verano.  Sin embargo, Demeter no está contenta con tener que compartir su hija con Hades, y cuando Kore se tiene que marchar, Demeter trae el invierno.

 

[10] La traducción es mía.

[11] la caracterización de la pareja binaria como un espejo es de Castro-Klarén.

[12] Las nuevas visiones que presenta Fuentes sobre la mujer y su cuerpo presentan un problema para la crítica de esta novela.  Si se toman en cuentas las teorías de críticas como Patricia Spacks en The Female Imagination, que afirman que la autoría tiene sexo (Castro-Klarén 30-32), es imposible que un escritor masculino como Fuentes pueda producir una visión tan femenina de la relación de la vida con el cuerpo de la mujer.  Para Spacks, según Castro-Klarén, hay una diferencia marcada entre las preocupaciones femeninas y las preocupaciones masculinas y por ende, una diferencia entre los textos producidos por los hombres y los textos producidos por las mujeres (Castro-Klarén 31).  Sin embargo, si se toman en cuenta las teorías de críticas de Spacks como Peggy Kamuf, hay que mirar más allá del sexo del autor (Castro-Klarén 32). Bajo éste punto de vista  se pueden entender mejor algunas de las novelas de Fuentes (Aura, Cumpleaños, “Tlatocatzine del jardín de Flandes”) y de otros escritores masculinos que tratan de mostrar una nueva visión de lo que es “lo femenino.”

[13] la deconstrucción ocurre cuando se debilita el orden metafísico de las dicotomías opuestas bajo la cual se da privilegio al primer termino sobre el segundo (Collins & Mayblin 45-48).

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