Magali García Ramis, “Felices días, tío Sergio”
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Magali García Ramis, “Felices días, tío Sergio”
En “Felices Días, Tío Sergio,” Magali Gracía Ramis narra la historia de Lidia y su familia de clase media en Puerto Rico en los años cincuenta. Lidia y su hermano Andrés han sido criados solo entre mujeres, pues su padre ha muerto. Las tías, madre, empleadas y abuela han mantenido a los jóvenes en un mundo ordenado que consistía de las 20 cuadras alrededor de su casa. En este momento, Andrés y Lidia no entienden ni se enteran de las tensiones sociales y políticas que van envolviendo a Puerto Rico. En su pequeño mundo matriarcal, hay una clara distinción entre el bien y el mal, donde lo bueno es lo estadounidense, lo europeo, la gente blanca y lo malo es todo lo latino, nacionalista, indígena y negro.
La llegada del Tío Sergio produce un gran cambio en la vida de los niños, y estos cambios terminan influyendo fuertemente en la clase de persona que se convierte Lidia al madurar. El Tío Sergio les introduce el arte y el orgullo y amor de ser puertorriqueños.
Con su actitud y complicidad, Sergio rompe los moldes que habían sido impuestos por las mujeres de la familia. Llora, muestra amor y ternura, habla de la muerte, cosas que nunca hacían las mujeres. Sergio hace que Lidia cuestione los esquemas del bien y el mal que había aprendido. La influencia del Tío Sergio en Lidia es inmensa. Continuando el cuestionamiento despertado en ella por Sergio, Lidia llega a descubrir su verdadera identidad como un mujer puertorriqueña.
Hay muchos temas interesantes sobre la mujer en “Felices Días, Tío Sergio.” Un tema sobresaliente es el de los derechos y deberes sociales del hombre y los de la mujer. Las tías de Lidia parecían pensar que los hombres tenían derecho a la sexualidad y a la promiscuidad porque no lo podían controlar, porque era parte de su naturaleza. Por otro lado, las mujeres tenían que practicar el autocontrol y por ende la sexualidad en la mujer era algo imperdonable. Esto causa un gran trauma y confusión en Lidia, pues al sentir el despertar de su sexualidad, lo ve como algo impuro, sucio y vergonzoso.
La homosexualidad es otro tema que trata Gracía Ramis de una forma muy franca. En la novela, los hombres homosexuales son “patos” y parece que a todos los patos los mandan a California. Dicen que los niños se vuelven homosexuales por ser criados entre mujeres, y algunos familiares cuestionan la sexualidad de Andrés. En el colegio, cuando Lidia defiende a Andrés los chicos le dicen “pato,” y Andrés se venga de Lidia diciéndole, “marimacha.” Aquí se ve el tratamiento de la homosexualidad en la mujer. Lidia no tiene derecho a defender a su hermano, ni a pelear, como se lo informa su madre.
Finalmente, Margara es una figura muy interesante. Al principio, los niños la ven como una “mujer de la calle,” algo sucio y que huele mal, algo a lo que no le pueden ni hablar. Para los niños, Margara no es una persona. El Tío Sergio cambia todo esto. Sergio la humaniza, aunque esté encinta de un hijo ilegítimo, Sergio les hace ver a los niños que ella es humana. Es interesante ver el cambio de actitud de la gente hacia la criatura cuando nace rubio y de ojos azules, pues todos piensan que el padre es norteamericano. También es muy interesante la reacción de Lidia al pillar a Andrés espiándola mientras le daba de comer al niño. A Lidia le ofende profundamente esa mezcla de amor maternal con sexualidad.